jueves, octubre 06, 2011

"El árbol de la vida", una nueva maravilla del cine

Terrence Malick
El árbol de la vida
2011 USA
139' drama, experimental, cine de autor
35mm + 65mm, 1.85 : 1
The tree of life
***** ***


"Hay dos caminos en la vida. El camino de la Naturaleza, y el camino de la Gracia."
Así de 'sencillita' arranca esta grandiosa película, de las más ambiciosas que ha dado el cine, una reflexión de más de dos horas sobre el sentido de la vida, la existencia de Dios y nuestro lugar en el universo. Una reflexión que se impone a partir de la muerte inesperada de un hermano, un hijo.
Quienes se hacen esas preguntas son los integrantes de una familia típica del Estados Unidos central de los años 1950s, ícono del american dream, regida por un padre autoritario y ultra religioso (un gran Brad Pitt), y sostenida por una madre angelical, ¿la Gracia y la Naturaleza, o al revés, o ambos a la vez?

No hay mucha más trama, porque la historia no es lo que más interesa en El árbol de la vida. Lo que más importan son las sensaciones traidas de la memoria lejana, la memoria del mismísimo Malick que perdió a su hermano a muy temprana edad. Así, este director artista nos recuerda que el cine no es meramente contar historias, sino estremecer con sensaciones. En particular, los primeros planos de la familia O'Brien jugando en su jardín me arrancaron las primeras lágrimas. La cámara, el sonido, remitían a vivencias reales que podían ser mías. ¡Eso es auténtico cine! Un arte hecho de sensaciones.
Toda la técnica se concentra en generar la memoria infantil, el permanente punto de vista a la altura de niño, los sonidos fragmentados, discoordinados, los casi diálogos, ¡es una película casi sin diálogos! Claro, porque es una experiencia sensorial e íntima, la de ese niño ahora adulto (Sean Penn) que transita el duelo por su hermano recién fallecido.
Recuerda mucho a la gran El espejo, del maestro Andrei Tarkovski, ese tratamiento caótico de los recuerdos, por momentos onírico, paradójicamente hiperrealista, la fotografía exquisita, la cámara "voladora", viajera, como un espíritu que va al encuentro o detrás de los protagonistas, como nosotros en los sueños y en los recovecos de la mente.

Se ha hablado mucho de los inserts con imágenes astronómicas, reales y recreadas y animadas por el grandísimo
Douglas Trumbull (+, web) –el artista que plasmó el pasado y el futuro en 2001: Odisea del espacio y en Blade Runner-, de los dinosaurios vagando por el bosque y el río... ¿los mismos bosque y río donde corretearon los 3 hermanos O'Brien en los opulentos años '50s norteamericanos, los años de la infancia de Malick, donde se adentran la madre y el padre para inquirir a Dios y a llorar por la muerte del hijo? Sólo voy a decir que lo mejor aceptar esas aparentes disgresiones como una visión cosmológica de un cristiano que está cuestionando su fe en Dios ante nosotros y nos confiesa a qué conclusión llegó. Nada menos.











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